jueves, 8 de enero de 2015

Sopa Castellana para el frío Enero


Menudas heladas que están cayendo últimamente y es que como dice el refrán "En Enero se hiela el agua en el puchero". Y con este frío lo que más me apetece comer es algo calentito que me reconforte el cuerpo.


Cualquier sopa es un excelente primer plato y una de las mejores maneras de entrar en calor. Y de todas las sopas españolas, la que tiene más solera y es más popular es la "sopa castellana o sopa de ajo". Es una de las sopas más simples y sabrosas que tenemos en nuestra gastronomía,. Su origen es tan humilde que hasta hay un dicho castellano que dice " a nadie envenenaron con sopas de ajo", en clara referencia a que era un plato que no estaba en mesa de ricos.



Esta sopa recibe su nombre por su origen, Castilla León, y su elaboración es heredada de las costumbres de los pastores castellanos. Era un almuerzo muy frecuente que contenía básicamente agua o caldo, pan que solía ser del que había sobrado días anteriores, pimentón, laurel, ajo, aceite y uno o dos huevos que se cocinaban con el calor de la sopa.

El pan aportaba hidratos de carbono para resistir el duro trabajo del campo, los huevos enriquecían el plato con proteínas y grasa, el ajo aportaba las sustancias antioxidantes, vitaminas y minerales. El pimentón daba un intenso sabor al plato y el resultado final era una sopa energética, saciable y nutricional que ayudaba a mantener las fuerzas al labrador y pastor y además le calentaba el cuerpo en el crudo invierno castellano.


A la mayoría de las recetas de sopas de ajo tradicionales, cuando el poder adquisitivo de la familia se lo permitía, se le añadían al final de la receta otros ingredientes más de ricos, como el jamón, el chorizo o tocino veteado de la matanza del cerdo.


Su poder revigorizante es tal que solía darse mucho a los enfermos a modo de medicina ya que es de fácil digestión y actúa al mismo tiempo como emoliente y neutralizante de la mucosa estomacal. Se llegaba a decir que revivía a los muertos.




Al ser una sopa que originalmente no tenía nada de carne, en muchos lugares de España se ha convertido en un plato típico de la Cuaresma (al no incluir carne es un plato adecuado para las costumbre religiosas de Semana Santa). Su olor ronda por los aires en las diferentes procesiones y es muy típico en la madrugada del Viernes Santo tras las procesiones nocturnas de Zamora o Palencia desayunarse un buen plato caliente de esta sopa castellana.



A comienzos del siglo XX era un plato muy habitual en los cafés de tertulia. La sencillez de su elaboración y lo barato de sus ingredientes la convertía en plato siempre presente en menús de tascas y mesones. En los cafés de Madrid se servían con dos huevos mientras que en las tabernas solo con uno.

El escritor Ventura de la Vega en el siglo XIX escribió en verso una receta de esta sopa.


Su hijo, Ricardo de la Vega hizo un poema también dedicado a esta sopa:

                                                                            Siete virtudes
                                                                            tienen las sopas
                                                                            quitan el hambre
                                                                            y dan sed poca.
                                                                           Hacen dormir
                                                                            y digerir.
                                                                           Nunca enfadan
                                                                           y siempre agradan
                                                                          Y crían la cara colorada.






Ramón Pérez de Ayala en su novela "Troteras y Danzaderas" dice "Vamos, hijos, meteos unas sopas de ajo, que no hay nada mejor después de una noche de juerga".


Reconozco que a mí de pequeña no me gustaba nada, cuando la hacia mi madre ya que a mi padre le gusta mucho para mí era un auténtico suplicio comerla, si os digo la verdad no se porqué, sería por la textura del pan en el caldo, o por pura manía.


El caso es que muchos años después, ya casada, un día en Segovia comiendo en uno de los muchos restaurantes que hay en su Plaza Mayor, la volví a probar. Recuerdo el menú perfectamente, yo judiones de la Granja, José sopa castellana y mi hija revuelto de morcilla, y de segundo todos cochinillo. Todo estaba buenísimo y la sopa me sorprendió ya que descubrí no solo que me gustaba sino que me encantaba. Esa textura gelatinosa del pan que absorbía el sabroso y delicado caldo, junto al huevo que daba densidad a la sopa, era toda una delicia.



Aunque es un plato tradicional en toda España, en cada región hay pequeñas variantes. Por ejemplo en Andalucía no le ponen pimentón, en navarra le ponen pimiento choricero, en Aragón le añaden picatostes, en Burgos morcilla y en el País Vasco bacalao.

La sopa castellana es un verdadero tesoro nutricional que no puedes dejar de preparar.



Ingredientes:

.100 gr. aceite oliva
.6-8 dientes de ajo en láminas
.100 gr. pan candeal del día anterior cortado fino
.1 cucharada pimentón
.1500 gr. agua o caldo
.2 pastillas caldo si utilizas agua
.4 huevos
.1/2 cucharadita de sal
.Opcional: jamón y chorizo en tacos

Preparación en Thermomix:

-Pon el aceite y programa 5 min. varoma, velocidad 1.
-Añade los ajos 4 min. varoma, giro izquierda, velocidad cuchara.


-Puedes añadir jamón y chorizo en taquitos al mismo tiempo que pones los ajos en láminas.
-Incorpora el pan 2 min. varoma,  giro izquierda, velocidad cuchara. Cuando falten 20 seg. añade el pimentón por el bocal.
-Añade el caldo, o el agua y las pastillas, la sal y programa 20 min. 100º, velocidad 1.
-Incorpora los huevos y mezcla 5 seg. a velocidad 2.
-Dejamos reposar unos minutos antes de servir.



Después de comer durante estos días de fiestas mucho entrante y mucha carne, esta sopa calentita apetece mucho.





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