martes, 27 de enero de 2015

Moules frites o con vinagreta, pero siempre mejillón


El viajar, como todo el mundo sabe, enriquece mucho, es una forma de conocer otras culturas y de descubrir de que algo que tú creías que era típico de tu país no lo es. Este es el caso del mejillón.


Hasta hace no mucho yo pensaba que el mejillón al vapor era un producto originario de la gastronomía española, pero he descubierto que en Bélgica y el norte de Francia también lo es.


El origen de su consumo se remonta al siglo VIII antes de Cristo, siendo los celtas quienes esperaban la bajamar para acudir a las rocas cercanas de las costas parar surtirse de los mejillones que allí se encontraban. Pero fue la cultura romana quien generalizó su consumo, además de ser la primera en cultivarlo mediante el sencillo método de recogerlos en su habitat natural y transportarlos a criaderos artificiales para su reproducción. El gastrónomo romano Apicio del siglo I d.C. del que ya he hablado otras veces tiene recetas de mejillones cocidos con garum, puerro y vino.Siendo los romanos los propulsores del consumo del mejillón es fácil de entender que sea un plato típico en España y Bélgica.


Y si pienso en romanos, belgas y franceses tengo que pensar en Asterix, ese personaje del comic de René Goscinny y Albert Uderzo que vivía en una aldea del noroeste de La Galia, la única que no había sido conquistada por Julio Cesar.




El humor encontrado en el cómic hace referencia a  muchos anacronismos y estereotipos de los países actuales. Hispania es el país barato al sur donde la gente del norte va de vacaciones donde hay toros, flamenco y aceite de oliva y Bélgica es donde viven todos los que comen patatas fritas. 


Y es que los belgas localizan el origen de la patata frita en la región de Namur, al sur de Bélgica, donde sus habitantes solían pescar pequeños peces en el río Mosa que luego freían. Esta costumbre con la que comían se vió interrumpida un invierno especialmente duro del siglo XVII en el que se heló el río haciendo imposible la pesca. Ante este impedimento los habitantes comenzaron a reemplazar los peces por pequeños gajos de patatas peladas. A partir de ello "les frites" son un patrimonio nacional belga que forma parte de su cultura. 

El éxito de la patata frita belga esta en su doble fritura, la primera a fuego no muy alto (160º)  para que se hagan por dentro y la segunda se hace (después de la primera fritura se reservan unos 60 minutos) a temperatura muy fuerte (180º) para que queden crujientes. En 2012 se contabilizaron en Bélgica más de 5000 friteries, a las que todo belga afirma acudir alguna vez, desde el estudiante al jubilado, pasando por el hombre de negocios.



Pero no solo Asterix y Obelix llaman patatas fritas a los belgas, en la película "Nada que declarar" también se les llama así. Os recomiendo verla, es una comedia francobelga del 2010 en la que no puedes parar de reír (como en todas las de Dany Boon). El argumento se centra en los estereotipos nacionalistas de dos agentes de aduanas (uno francés y otro belga) que se ven obligados a trabajar juntos tras el establecimiento de la Unión Europea al desaparecer sus puestos de frontera. 





El plato más popular de Bélgica es "Moules frites", literalmente mejillones y patatas fritas. Esta combinación de mejillones al vapor con patatas fritas causa furor en este país. Estos mejillones son cocinados al vapor en una cacerola donde previamente se ha pochado mantequilla con chalotas, apio y un poco de vino blanco y son acompañados de una una guarnición de patatas fritas. 
Las famosas cazuelas de mejillones suelen ser de 1-1´5 kg  con una generosa ración de patatas fritas y siempre acompañadas de una jarra de cerveza. Por eso se suele decir que en Bélgica se come con la calidad de Francia pero con la cantidad de Alemania. 




Uno de los mejores sitios para comer esos Moules frites, emblema de la gastronomía belga es "Chez Leon", situado en la zona más turística de Bruselas.




Y si en Bélgica se consumen al vapor acompañados de patatas fritas, en España también se suelen consumir al vapor para apreciar todo su sabor pero acompañados de una salsa vinagreta.


Y es que la carne blanda y jugosa de este molusco admite numerosas preparaciones en las que destaca como ingrediente principal (al ser acompañado de salsa vinagreta, bechamel, mayonesa, en escabeche, tigre...) o estar presente como invitado en otras recetas marineras a las que aporta su atractivo colorido y fuerte sabor.

Ingredientes:

.2 dientes de ajo
.3 hojas de laurel
.1 vaso de vino blanco
.1 kg. de mejillones

Salsa vinagreta:

.100 gr. cebolla
.50 gr. zanahoria
.50 gr. pimiento verde
.50 gr. pepinillos
.150 gr. aceite oliva virgen extra
.50 gr. vinagre
.sal y pimienta

Preparación de los mejillones:

-Pon en una cazuela todos los ingredientes, tapa y deja unos 4-5 minutos a fuego fuerte, hasta que veas que se han abierto los mejillones.



Preparación vinagreta en Thermomix:


-Pon todos los ingredientes 4 seg. velocidad 4. Si te gusta más troceado añade un par de segundos más.

Sirve el mejillón acompañado de vinagreta.


O con patatas fritas.


Disfruta de los mejillones, de su color rojo anaranjado y de su rico sabor. Además de poseer mucho hierro y proteínas, su nivel de colesterol es muy bajo, razón por la cual es ideal para todo tipo de dietas. Apúntate al mejillón.




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